Christopher Paolini es un caso peculiar dentro de la literatura
fantástica, llamó la atención al escribir su primera novela a los 15
años y publicarla a los 19, en lo que muchos creen que se trató de un
truco publicitario. En realidad no, todo indica que efectivamente
Paolini escribió Eragon
siendo un adolescente, ¿un caso de genio precoz? No, precoz si, genio
no, ya que cuando digo que se nota que lo escribió un adolescente no es
un halago, sino que –sobre todo en su primer libro- se nota demasiado la
falta de madurez, de experiencia, de lecturas y sobre todo la falta de
originalidad.
Eragon
es básicamente el episodio IV de Star Wars ambientado en la Tierra
Media, con un poco de Terramar en la magia y de Dragonlance, entre
otros. Elfos, dragones, orcos –perdón, “urgalos”- y enanos son cosas que
ya hemos visto antes y mucho mejor, los siguientes libros mejoran un
poco pero no lo suficiente y toda la saga El Legado queda muy por detrás
de, por ejemplo, las historias de Geralt de Rivia El Brujo o Los días
del Venado de Liliana Bodoc.
(Si uno lo piensa bien el nombre de El Legado le queda bastante bien a estos libros, adivinen porque)
Pero aquí no estamos para tirar basura sobre obras literarias ajenas, aquí venimos por los mapas:
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